Estar en un almacén de Amazon Inc. es como entrar en un remolino de actividad, trabajadores corriendo de un lado a otro alrededor de una caverna artificial, empacando artículos en cajas negras y amarillas; enormes brazos hidráulicos subiendo pesadas cajas hacia las vigas del techo, pero lo que más llama la atención son los rechonchos robots anaranjados deslizándose por todo el suelo como grandes discos de hockey.
Se trata de los robots Kiva, la última maravilla de los almacenes en todo el mundo. Fue en 2012 cuando Amazon decidió desembolsar 775MDD para comprar esta legión de robots, lo que otorgó a Jeff Bezos, director ejecutivo de Kiva, el mando en toda la industria; Bezos eventualmente decidió que iba a remitirse a venderle sus robots única y exclusivamente a Amazon, terminando su relación comercial con otros operadores de almacenes y demás clientes que habían llegado a confiar en ellos.
Como los contratos expiraron y no había intenciones de Kiva para una renovación, los demás consumidores de robots tuvieron que encontrar otras opciones para poder satisfacer la demanda de sus clientes de forma rápida y efectiva; el problema era que no había otras opciones, Kiva era todo lo que había hasta ese entonces.
Han pasado cuatro años desde entonces, y apenas han logrado surgir nuevas empresas dispuestas a reemplazar a Kiva y equipar los almacenes del mundo con una nueva generación de robots. Los robots de Kiva llegaron para demostrar –entre otras cosas- que este tipo de automatización es más eficiente que la fuerza de trabajo humana.
Los nuevos robots lanzados al mercado aun no logran asemejarse a los de Kiva, en parte porque la industria todavía está en la etapa de experimentación y también porque se han topado con algunos problemas de patentes. Algunos robots se enfocan en recoger artículos de los estantes, otros monitorean con pantallas táctiles. Sea cual sea su actividad principal, todos están orientados al ahorro de dinero de los minoristas en la carrera por entregar sus productos lo más rápido posible.
En cuanto a Amazon, actualmente posee 30,000 robots Kiva trabajando en sus almacenes de todo el mundo, lo que reduce sus gastos de operación en aproximadamente un 20%. Según un análisis de Deutsche Bank, tener a los robots en un almacén genera un ahorro de 22MDD. Implementar el uso de robots en los 100 almacenes faltantes representaría un ahorro de alrededor de 2.5mil MDD.
